Entrenar al aire libre y más allá de los tiempos que corren, nos brinda una serie de beneficios que deberíamos tener en cuenta, cuando menos para alternar con nuestras clases en espacios cerrados.
Conectarnos con la naturaleza y disfrutar del entorno es un bálsamo para el cuerpo y el espíritu donde el mero hecho de caminar descalzos sobre la hierba puede brindarnos una enorme satisfacción.
Además está práctica nos permite expandir nuestra conciencia y aumentar nuestro nivel de percepción, desarrollando mínimamente la observación, como herramienta para el descubrimiento de nuevas experiencias.
Nuestra capacidad respiratoria se verá mejorada, al mismo tiempo que convertimos el entrenamiento cotidiano en una nueva experiencia recreacional que podemos abordar plenamente, disfrutando de cada momento.
Dejaremos el aislamiento del recinto de práctica, para entrar en comunión con otras personas y otras actividades, y se volverá esto, en una herramienta para trabajar nuestros miedos, inseguridades, y por sobre todo nuestro ego.
Así que ponte a pensarlo y no te pierdas todo lo bueno de una salida al aire libre.
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